26 February 2014

Por unos guiones honestos

Odio cuando los guionistas usan el truco de La flor de los siete colores.

La flor de los siete colores era una serie japonesa de dibujos animados que echaban en la tele cuando yo era pequeño. Bueno, en realidad era lo suficientemente mayor como para que me diese vergüenza reconocer delante de mis compañeros que la veía. Pero tenía (tengo) hermanos pequeños y sí, ahora lo reconozco, la veía con ellos.
Les pongo una muestra, para que hagan memoria:


La serie iba de una niña que recorría el mundo con sus mascotas parlantes en busca de la flor de los siete colores. En todos los episodios parecía que por fin la niña iba a encontrar la dichosa flor ("En esa ermita de la montaña está la flor de los siete colores...", "A la orilla del lago crece la flor de los siete colores..." ) pero al final resultaba que, vale, sí, había una flor de los siete colores, pero no, no era la flor de los sietes colores que ella buscaba. El mundo estaba lleno de cosas a las cuales la gente llamaba "la flor de los sietes colores" (rosetones en las iglesias, plantas exóticas, joyas, efectos ópticos del sol sobre algún elemento arquitectónico...) pero ninguna de esas cosas era su flor de los siete colores. La buena de la niña, claro está, sufría un carrusel de emociones en cada capítulo, de la ilusión más desbordante a la frustración más desbordada (montaña rusa, más que carrusel).


Los guionistas eran unos sádicos, por supuesto, pero, aparte de eso, eran perezosos: no podían permitir que la niña encontrase la flor de los siete colores porque, si no, habrían tenido que cambiar todo el planteamiento. La serie habría dejado de tratar sobre una niña que busca la flor de los siete colores para pasar a tratar sobre una niña que ha encontrado la flor de los siete colores, y entonces ponte tú a pensar a ver para qué coño sirve la flor de siete colores una vez que te la has encontrado. Así que el planteamiento y el suspense implícito en ese planteamiento se mantenían intactos gracias al procedimiento de la marcha atrás.


Es una variante especialmente odiosa del esquema del coyote y el correcaminos. Digo variante porque el coyote nunca estaba demasiado cerca de atrapar al correcaminos; en cambio, la niña encontraba la flor de los siete colores en todos los episodios, aunque al final resultase que no era la flor de los siete colores que ella buscaba.

Pues bien, todo esto viene porque a alguien se le ha ocurrido que, para mantener el interés del espectador, lo mejor es poner a dos personajes que se atraen irremediablemente o que incluso se quieren y que, sin embargo, aunque están a punto a puntito, nunca llegan a fundirse. Señores guionistas: seguimos Friends A PESAR de la historia entre Ross y Rachel; por favor, no abusen de su suerte.


Por cierto, en el último episodio la niña encontraba la auténtica flor de los siete colores.

La apoteosis máxima, como podrán imaginar.

4 comments:

  1. Me acabas de recordar una serie que tenía TOTALMENTE olvidada, siempre tengo la coña con Candy Candy , que ese si que era un 'Ross-Rachel' pero con mucho, mucho drama. Pero nunca pensé en esta serie, qué bueno! y sí que la vi y sí que me gustaba, no sé que edad tendría pero soy chica y no es tan vergonzoso jajjaja ( a no ser que tuviera más de 10...).

    En lo del 'Ross-Rachel' (nuevo término) tienes razón, y sobre todo en las series españolas por lo que me parece intuir con sólo ver los anuncios, pero he de decir ,como adicta a las series que soy, eso está cambiando y mucho. Te podría nombrar bastantes series en que ese ya no es el "tema de moda". (Todas americanas eso sí...)

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    1. Tienes razón, en las series americanas de ahora ya no se ve tanto, aunque sigue habiendo casos, la mayoría comedias: 'Cómo conocí a vuestra madre', 'New girl', 'The Mindy Project'... En las españolas se ve más, sean comedias o no.

      De todas formas, en general los guionistas de las series no saben muy bien qué hacer con las parejas (una vez formadas), aparte de separarlas y volverlas a juntar. Habrá quien diga que sin conflicto no hay narración (simplificando mucho, todas las historias tratan de alguien que quiere algo y se le presentan obstáculos para conseguirlo) y que en una pareja feliz no hay conflicto. En mi opinión, eso es mirar muy bajo.

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  2. Qué talento el tuyo poniendo nombre a los síndromes. La verdad es que esa serie no la vi. Ni me acuerdo de ella. Mi madre tenía un criterio un poco raro para racionarnos las horas de televisión, no sé si es esa la causa.
    Modern family tiene muchos conflictos de pareja feliz pero son de los que se resuelven en el capítulo. Más a largo plazo, recuerdo que Perdidos salvó la imposible trama de cronologías locas y misterios bastantes veces gracias a las historias de amor, que eran bastante sólidas.
    Deberías escribir una telenovela.

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  3. Yo es que hacía los deberes al mismo tiempo que veía la tele. Me lo tragaba todo. Menos los toros.

    'Modern Family' es un buen ejemplo de conflictos de parejas felices, aunque también es cierto que el esquema de los conflictos suele ser siempre el mismo en las tres parejas: la rivalidad por ser "el que tiene razón".

    'Perdidos' no te la paso. El triángulo Jack - Kate - Sawyer era muy cansino y nunca llegó a difuminarse del todo, a pesar del rollo de Sawyer con la rubia.

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