31 December 2017

Música para adultos. Canciones de 2017

Si algo demuestra esta lista es que la combinación melancolía + baile me pierde. Algún día me haré mayor y me empezarán a gustar el jazz y el flamenco. 


Este año he saqueado dos listas principalmente, la de Jenesaispop y la de Vagando por Urano (como viene siendo tradición). Aun a riesgo de que me retiren la palabra, diré que he estado a punto de incluir Me enamoré de Shakira porque, más allá de esa letra naif y sexista, creo que merece mayor reconocimiento (esa producción repleta de ganchos) pero ha llegado al final del año bastante quemada y además no me pegaba con el resto de las canciones de la lista. Porque, lo crean o no, me pienso un rato la secuenciación de los temas. Así que les recomiendo que sigan el orden.


RanFUTURE ISLANDS
Por la emoción contenida.

Música para Adultos - JOE CREPÚSCULO
Porque tiene el estribillo del año.

Toy Automatic THE AFGHAN WHIGS
Por el crescendo sostenido.

Shape Of YouED SHEERAN
Porque es la canción que más veces me he puesto en 2017.

Clinic HopeTHE GIFT
Por el ritmo trotón y el chiptune enloquecido.

MabuseLOS PUNSETES
Porque yo también quiero un testamento que se pueda bailar.

3 O'ClockBLONDE REDHEAD
Porque me acaricia las sinapsis.

La llamadaPAPA TOPO, ZAIDA CARMONA
Por el sabor retro.

Nice And QuietBEDOUINE
Porque hace falta más pop con oboe.

Don't Take the MoneyBLEACHERS
Porque me puedo imaginar en un concierto dando botes en el estribillo.

 Anywhere - RITA ORA
Porque —lo he dicho mil veces— soy facilón.

28 December 2017

Los mayores simes de 2017 (libros)

Por motivos complicados de explicar, este año no he leído los libros de mi biblioteca que más ganas tenía de leer, sino aquellos que más me convenía leer en cada momento. Así, salvo con los dos primeros de la lista, no he vivido grandes pasiones. Orden decreciente, pues.

1. El mundo según Garp, de John Irving

«Cuanto más lees, más vidas tienes», dicen en el anuncio del premio Planeta. Y sea cierto o no —¿la vida imaginaria cuenta como vida?— he de reconocer que hay partes de El mundo según Garp que recuerdo como algo que hubiese vivido. Pedazo de piropo, Mr. Irving.


2. Un artista del mundo flotante, de Kazuo Ishiguro

Hacia el principio el narrador nos cuenta una conversación, crucial para la trama, que tuvo con una de sus hijas. Más adelante, el narrador le recuerda esa conversación a la hija y la hija niega que el diálogo se desarrollase tal y como el narrador nos lo había contado a los lectores. Los fans de los narradores poco fiables aplaudimos.

3. El Mago, de John Fowles

¿Qué nos pasó hacia finales del siglo XX para acabar obsesionados (como en el Barroco / como adolescentes) con el tópico del engaño de los sentidos? Desafío TotalAbre los ojos, The Game, Matrix. Fowles sabe un par de cosas sobre el asunto.


4. El hombre que cayó en la Tierra, de Walter Tevis

No me suele atraer demasiado esa épica del perdedor que se quedó por el camino y desde entonces vive al margen, refugiado en la bebida. Pero cuando al extraterrestre noble y delicado del título le empieza a pesar la vida (la vida en la Tierra), incluso yo sufro. Sin duda, la novela más conmovedora —que no lacrimógena— de la lista.

5. El cuento de la criada, de Margaret Atwood

Que levanten la mano todos los que se hayan leído este año El cuento de la criada. Lo sabía. Sin embargo, he visto poco debate del tipo «¿qué es mejor, el libro o la serie?». Todo el mundo parece coincidir en que la serie es igual de buena que el libro. Así que voy a tener que ser yo el que lo diga: el libro es mejor.

6. 22/11/63, de Stephen King

De Stephen King solo había leído Carrie (me lo regalaron). Como conocía sus libros más famosos gracias a las adaptaciones al cine o a la televisión, no me planteaba leerlos. Sabía que es un buen escritor pero me ha sorprendido comprobar hasta qué punto, sobre todo en cuanto al tratamiento del paso del tiempo. Salvo un bache en el tercer cuarto de la novela, King maneja los ritmos como un maestro.

7. No, mamá, no, de Vertity Bargate

Una de las normas de Elmore Leonard a la hora de escribir era «si suena a literatura, olvídelo, no sirve». Ninguna de las frases de No, mamá, no suena a literatura, aunque lo sea. Tiene trucos, pero incluso los trucos parecen naturales.
Podríamos decir que es una novela entonada, como un actor de teatro que dice sus líneas como si se le estuviesen ocurriendo en ese mismo momento.

8.  La cueva, de Tim Krabbé

Hasta el final Krabbé no nos da la clave que nos permite conectar las distintas partes del libro en una única historia. Doble riesgo: (1) cada parte podría no tener suficiente interés por separado, (2) la conexión de las partes podría resultar forzada o —peor— irrelevante. No diré que Krabbé sortea ambos peligros sin mancharse, pero a mí al menos me convence.
9. Una temporada para silbar, de Ivan Doig

Este libro no le va a cambiar la vida a nadie, pero posiblemente sí que le alegre tres tardes flojas. Le pegan adjetivos de gama media —entrañable, ameno, grato—, pero no nos engañemos, no por eso hay que restarle mérito. Siempre es más difícil conquistar desde la modestia.

23 December 2017

Los mayores simes de 2017 (cine)

De todas las películas que he visto por primera vez en 2017, estas nueve son las que más me han gustado. Poca comedia, me temo.

1. Los paraguas de Cherburgo, de Jacques Demy

Probablemente, el final más triste del mundo

2. El extraño, de Na Hong-jin

Hemos visto el Mal

3. El viajante, de Asghar Farhad

La elipsis que no cesa

4. Train to Busan, de Yeon Sang-ho

Corea adelanta a Hollywood por la derecha

5. La La Land, de Damien Chazelle

Nada como un musical para ponernos tontorrones

6. Mommy, de Xavier Dolan

El final feliz perdido

7. Manchester frente al mar, de Kenneth Logernan

Luz / Oscuridad 

8. Paris is Burning, de Jennie Livingston

Dime que no puedo

9. Verano 1993
, de Carla Simón


Y borren Inside Out de su mente

03 December 2017

Un cuento al mes: Los pájaros, de Daphne du Maurier


El 3 de diciembre, el viento cambió de la noche a la mañana, y llegó el invierno. Hasta entonces, el otoño había sido suave y apacible. Las hojas, de un rojo dorado, se habían mantenido en los árboles y los setos vivos estaban verdes todavía. La tierra era fértil en los lugares donde el arado la había removido.
Traducción de Adolfo Martín


Soy tan fan de Hitchcock que me dan pequeños ataques de nervios cada vez que a alguien se le ocurre decir, sin demasiado fundamento, «esta peli es muy hitchcockiana». Ejemplo. No hubo crítico en el planeta que, hablando de El escritor, la película de Polanski, se olvidase de mentar a Hitchcock. Pues bien, la estructura de El escritor se basa en un recurso absolutamente antihitchcockiano: ocultar la identidad del verdadero malo (el malo en la sombra) hasta el último minuto de la película, para rematar así con una sorpresa. Lo hitchcockiano habría sido revelar la identidad del malo antes de la mitad de la película para tener al espectador en tensión con el enfrentamiento. Suspense vs. sorpresa: esto es de primero de Hitchcock.

Todo esto viene a cuento porque alguna vez también he escuchado que el relato de Daphne du Maurier no tiene nada que envidiar a la película de Hitchcock. ¿Será verdad? Mi opinión después de las tapas.




Daphne du Maurier tuvo dos ideas geniales:  (1) un buen día todos los pájaros de la tierra empiezan a atacar a los humanos; (2) el narrador se centra en los efectos del ataque en una familia de una pequeña población rural.

El cuento parece desnatado al lado de la película de Hitchcock, pero no porque los pájaros sean menos agresivos (que no lo son), sino porque en la película los ataques tienen algo así como resonancia psicológica. No son solo una amenaza externa, sino también agentes en el drama que se desarrolla entre los personajes.

Du Maurier deja el final más abierto incluso que la película. Como defensor que soy del final de la película, me parece bien. Requetebien. Nada me aburriría más que ver a la humanidad enfrentándose a los pájaros en plan La guerra de los mundos. Los finales están sobrevalorados. También en la vida.

Tanto el cuento como la película me recuerdan un episodio de mi infancia: el paso del huracán Hortensia por Galicia. Todas las familias encerradas en casa en un día laborable. Las ventanas cerradas a cal y canto. El ruido del viento contra la casa. Parece que quiere entrar, acabar con todo. Las pizarras de los tejados salen volando y se clavan en las persianas.

La película es mejor película que el cuento cuento.

26 November 2017

Fobias literarias



Charley bajó el rifle, miró a través de la distancia, aspiró profundamente y espiró, mordió la colilla del cigarrillo, volvió a dirigir la mirada al rifle, se echó hacia atrás en la silla, seguro de sí mismo, montó el rifle, aspiró hondo de nuevo, espiró por la nariz, escupió el cigarrillo hacia un costado, inspiró una vez más y lanzó un disparo ensordecedor. Yo estaba sentado a su lado.

Canadá, RICHARD FORD

[Traducción de Jesús Zulaika]



La importancia de respirar por la nariz antes de disparar a un coyote. Una lástima que el narrador no diga nada de los parpadeos.

03 November 2017

Otros tiempos, otros límites

Sorpresa. En 1945 se hacía comedia con eso que en inglés llaman molestation.


Les pongo en antecedentes: Fanny (la narradora, 14 años) acaba de enterarse de que su tía (una mujer soltera a quien considera su verdadera madre porque la madre biológica, la Desbocada, abandonó el hogar para vivir su vida) se ha echado novio y está a punto de anunciar que se casa. Esto es lo que comentan los primitos de Fanny (hijos de otra tía) sobre el futuro padrastro:
—¡La influencia de un hombre! —exclamó Louisa—. Presiento que se avecinan problemas. Imaginaos que se enamora de Fanny... Eso sí que sería distinto. Como el duque de Somerset con la princesa Isabel... Seguro que te importuna con sus juegos y te pellizca en la cama, ya verás.
—Seguro que no, a su edad...
—A los viejos les gustan mucho las niñas...
—Y los niños —apuntó Bob.
A la caza del amor, NANCY MITFORD
[Traducción de Ana Alcaina]


Aunque sacado de contexto igual no lo parece, cuando uno está leyendo la novela y conoce a los personajes esto hace bastante gracia. Pero yo de ustedes no lo tuitearía, por si acaso.

28 October 2017

Peter Pan y Wendy: en busca de la traducción perfecta



All children, except one, grow up. They soon know that they will grow up, and the way Wendy knew was this. One day when she was two years old she was playing in a garden, and she plucked another flower and ran with it to her mother. I suppose she must have looked rather delightful, for Mrs. Darling put her hand to her heart and cried, "Oh, why can't you remain like this for ever!" This was all that passed between them on the subject, but henceforth Wendy knew that she must grow up. You always know after you are two. Two is the beginning of the end.

Peter Pan and Wendy, J. M. BARRIE


Como deben saber ya, cualquier lista que puedan encontrar en internet del tipo Los mejores comienzos de novelas que no incluya el de Peter Pan es una clara invitación al troleo.

Debo reconocer que de pequeño, siendo como yo era un niño impaciente por hacerse mayor, no me caía demasiado bien Peter Pan. Lo veía como el típico compañero chulito que te reta a saltar tan lejos como él y luego se ríe de ti si no lo consigues. No es que me caiga mucho mejor ahora, a pesar de pertenecer a una generación peterpanizada —cuarentones del mundo, ¿se imaginan a sus padres tomándose en serio cosas como Star Wars?—, pero la novela me parece una maravilla, llena de frases memorables. Los dos años son el principio del fin.


* VALDEMAR *


Todos los niños, menos uno, crecen. Desde muy pronto saben que van a crecer, y Wendy lo supo de la siguiente manera: un día, cuando tenía dos años, estaba jugando en el jardín, cogió una flor y corrió con ella hacia su madre. Supongo que en ese momento estaba encantadora, porque la señora Darling se llevó la mano al corazón y exclamó: «¡Ojalá pudieras quedarte así para siempre!» Fue todo lo que ocurrió entre ellas, pero desde ese instante Wendy supo que tenía que crecer. Todos nos enteramos de eso a los dos años. Los dos años son el principio del fin. 

Traducción de Mauro Armiño


Poco que comentar. Mi favorita, probablemente. Lo único que me suena un poquito raro es ese "fue todo lo que ocurrió entre ellas", más que nada porque en español, cuando se habla de que ha pasado o no ha pasado algo entre dos personas, el contexto suele ser otro (riñas, amores, conflictos). Como veremos, otros traductores interpretan que no es que no pasase nada más entre Wendy y su madre sino que ninguna de las dos dijo nada más ("pass between" se suele usar para el intercambio verbal).


* AKAL *


Todos los niños crecen, excepto uno. No tardan mucho en descubrir que crecerán, y así fue como lo hizo Wendy. Un día, cuando tenía dos años, estaba jugando en el jardín, cogió otra flor y corrió con ella hasta donde se encontraba su madre. Supongo que debía de tener un aspecto bastante encantador, ya que la Sra. Darling se llevó la mano al corazón y exclamó: «¡Oh, ojalá pudierais quedaros así para siempre!» Este fue el único comentario que intercambiaron sobre el tema, pero a partir de ese momento Wendy supo que debía crecer. Siempre lo descubres al cumplir los dos años. Esa edad es el principio del fin.

Traducción de Axel Alonso Valle


Espléndida edición, repleta de ilustraciones y de notas. Quedarán como reyes si la regalan. Cuatro cosas que me llaman la atención. Primera: "otra flor". Es cierto que en el original pone "another flower" pero en español resulta muy chocante hablar de otra cosa cuando no se ha mencionado la primera o no está implícita en el contexto. No sé si en inglés es más habitual (díganmelo ustedes en los comentarios). Segunda: "hasta donde se encontraba su madre". Demasiado perifrástico ¿no? Tercera: "quedaros". ¿Cuando la madre de Wendy usa "you" se refiere a su hija o a los niños en general? Cuarta: "esa edad". Vale que volver a poner los dos años es redundante, pero ¿quién puede resistirse a una frase tan genial como "los dos años son el principio del fin"?


* AUSTRAL *


Y

* ALFAGUARA *


Todos los niños, menos uno, se hacen mayores. Tardan poco en saberlo, y Wendy no iba a ser menos. Tenía dos años y estaba jugando en el jardín cuando tomó una flor y corrió con ella hacia su mamá para dársela. Supongo que debía de tener un aspecto encantador, puesto que la señora Darling se llevó la mano al corazón y exclamó: «¡Ay, ojalá te quedaras así para siempre!» No volvieron a hablar de ello, pero a partir de entonces Wendy supo que iba a hacerse mayor. Todos nos enteramos de estas cosas poco después de cumplir los dos años. Los dos años son el principio del fin.

Traducción de Gabriela Bustelo


Me gusta. Aunque algunas soluciones no son demasiado literales ("Wendy no iba a ser menos"), creo que es la que más se parece a lo que habría escrito un autor de literatura infantil que escribiese directamente en español. Y conviene subrayar lo de infantil: es la única traducción que, en lugar de "crecer", opta por "hacerse mayor" (una expresión muy de adulto que intenta que el niño asuma más responsabilidades) .


* GRIBAUDO *


Todos los niños crecen, menos uno. Saben enseguida que crecerán, y Wendy también lo supo. Un día, cuando tenía dos años y estaba jugando en el jardín, cogió una flor y corrió con su madre. Debía tener un aspecto encantador, porque la señora Darling se puso la mano en el corazón y exclamó, «Oh, ¡ojalá te quedaras siempre así!»
Eso fue lo único que dijo sobre la cuestión, pero desde entonces Wendy supo que crecería. Te enteras cuando tienes dos años. Dos años son el principio del fin.

Traducción de TprTradurre srl


Primera noticia que tengo de la existencia de la editorial Gribaudo. Creo que es italiana. De todas las traducciones es la que me parece menos elegante ("Wendy también lo supo", "corrió con su madre", "Dos años [sin artículo] son el principio").


* ALIANZA *


Todos los niños crecen, excepto uno. No tardan en saber que van a crecer y Wendy lo supo de la siguiente manera. Un día, cuando tenía dos años, estaba jugando en un jardín, arrancó una flor más y corrió hasta su madre con ella. Supongo que debía estar encantadora, ya que la señora Darling se llevó la mano al corazón y exclamó:
—¡Oh, por qué no podrás quedarte así para siempre!
No hablaron más del asunto, pero desde entonces Wendy supo que tenía que crecer. Siempre se sabe eso a partir de los dos años. Los dos años marcan el principio del fin.

Traducción de Nazaret de Terán Bleiberg


Prefiero "una flor más" antes que "otra flor" pero no entiendo qué se gana con poner "con ella" al final de la frase y no justo después del verbo. Tampoco creo que "los dos años marcan" suponga una mejora frente al contundente "los dos años son". Por lo demás, bien.


Sé que también hay una edición de Peter Pan en Cátedra, con traducción de Rodrigo Sánchez Perea, pero no he podido encontrarla. De todas formas, Cátedra nunca sería mi primera opción: a estas alturas de mi vida hay tamaños de letra por los que no paso.

12 October 2017

El agujero del terror


¿Soy la única persona del planeta que no tiene el más mínimo miedo a los payasos pero, en cambio, palidece ante la sola idea de echar un vistazo por la mirilla de la puerta de casa (haya alguien al otro lado o no)?

#Mirillafobia

21 September 2017

Fobias literarias



El hombre menudo abrió una puerta cerrada con llave a estribor y entraron en una especie de guardarropa. Al otro lado se veía una puerta idéntica que conducía a la cubierta de paseo de babor. A la derecha se abrían dos puertas de cristal que comunicaban con el comedor y entre ellas un gran espejo. Frente al espejo, una escalera empinada desaparecía hacia la cubierta inferior. Descendieron por ella y luego por otra más. Allí abajo había cuatro cabinas y un salón con sofás de escay a lo largo de unos mamparos. El hombre menudo les mostró cómo se separaban los sofás con las cortinas.

Roseanna, MAJ SJÖWALL y PER WAHLÖÖ

[Traducción de Cristina Cerezo y Martín Lewell]



Porno para ingenieros navales, interioristas y simpatizantes.

31 August 2017

A Quiet Passion, de Terence Davies: nome

Biopic de Emily Dickinson, la poeta.
Si no lo he dicho mil veces no lo he dicho ninguna: todos (o casi todos) los biopics me parecen más falsos que las sonrisas de Ivana a Donald.

¿Por qué los sigo viendo?

Porque siempre acabo aprendiendo algo. No tanto con la película en sí como con la visita que hago luego a la Wikipedia para comprobar si la vida del personaje no daba para nada más interesante que ese biopic de mierda. En este caso, la comparación con la Wikipedia es especialmente sangrante. No se trata ya de que la película se invente u omita cosas
[Por ejemplo: Una de las mejores amigas de Emily Dickinson, si no la mejor, fue su cuñada Susan, antes compañera de estudios. Algunos investigadores creen que Emily estuvo enamorada de ella y que ese sentimiento inspiró su poesía amorosa. Pues bien, nada de esto se refleja en la película. En la película, Susan es una desconocida random que se casa con el hermano de Emily y que luego aparece de vez en cuando, haciendo bulto en algunas escenas de grupo, sin que parezca despertar sentimiento alguno en Emily.], 
se trata de que uno se lee la entrada de la Wikipedia y la imagen que se forma de Emily Dickinson es mil veces más atractiva que la intensita de la película. Si hasta yo puedo, Terence Davies (director y guionista), ¿por qué tú no?

23 August 2017

Metablog: Cosas que nadie parece recordar

Mi mayor frustración como autor del blog:

que esta entrada —¡la que más veces he autoenlazado!— no tenga ningún comentario del tipo:
Tienes razón. Yo también vi el especial de Navidad de Jim Henson de pequeño y creo que los de Pixar son una panda de copiones de mierda.

Pero gracias a Google sé que no estoy solo:


Pueden leer esto y esto y esto otro y escuchar lo de más acá y empezar a conspiranoiar sin medida, hasta que les parezca una buena idea ponerse un sombrero de papel de aluminio para que Pixar no pueda leerles la mente.

21 July 2017

La casa infernal, de Richard Matheson: nome

Un buen día Richard Matheson se lee una novela de Shirley Jackson sobre una casa encantanda, The Haunting of Hill House, y piensa: "esto se puede mejorar". Y entonces va, escribe un libro con el mismo planteamiento y le estampa el título de Hell House. Se han fijado, ¿no? Hill - hell. A partir de ahí, algunos lectores dirán que mucho mejor la de Jackson, con sus ambigüedades y su focalización en un personaje poco fiable, y otros, en cambio, dirán que dónde va a parar, mil veces mejor la de Matheson, con su buen puñado de fenómenos paranormales de los de verdad, violentos y terroríficos. 

Y luego Stephen King, el Salomón del horror, hará dos afirmaciones en equilibrio. Por un lado: que la novela de Jackson es la gran novela de lo sobrenatural de los últimos 100 años (junto a Otra vuelta de Tuerca). Por otro: que la novela de Matheson es la más aterradora de las novelas sobre casas encantadas que se ha escrito jamás.

Mi opinión: la novela de Jackson es una maravilla y la de Matheson un truño. 

La casa infernal tiene casi todo lo que me irrita de las películas de terror de serie B. A saber:
  1. Personajes estúpidos sin una pizca de sentido común (ejemplo inventado: "anda que no es maligno este espíritu, voy a hacer una sesión de ouija yo solo en una cabaña del bosque a las tres de la madrugada para preguntarle su color favorito").
  2. Polarización extrema de las actitudes (ejemplo inventado: "esa cortina de la ventana abierta por la que entra el viento se ha movido sola, ¡vamos a morir!" versus "no te preocupes, hay una explicación racional para todo esto, incluso para este espectro infernal que me está arrancando las tripas"). 
  3. Sistematización de las causas de los fenómenos fantásticos (ejemplo inventado: "¡ya lo tengo!, el fantasma está enfadado porque le han robado el medallón de su amada, si enterramos el medallón en la tumba no volverá a molestarnos").
  4. Un pasito palante y dos patrás (ejemplo inventado: "que sí, que durante tres noches seguidas el fantasma se nos ha aparecido puntualmente a las doce de la noche, pero ¡da igual!, ¡hoy es un nuevo día!, quedémonos en la casa que seguro que ya no nos vuelve a molestar").

Un ejemplo (no inventado) de lo boba que me parece La casa infernal. ALERTA SPOILER: Es incuestionable que en la casa tienen lugar fenómenos extraños, hay ejemplos a porrillo, solo falta averiguar por qué. La casa fue construida por un tal Belasco, ya fallecido, que nos describen desde el principio como un hombre maligno a más no poder. En cuanto los protagonistas ponen un pie en la casa, Belasco les da la bienvenida desde una grabación antigua que se pone en marcha sola. Pues bien, hasta la mitad de la novela, a ninguno de los personajes —entre los cuales hay dos médiums— se les ocurre pensar que detrás de los fenómenos pueda estar el espíritu de Belasco :ALERTA SPOILER.

Quizás habría podido disfrutar La casa infernal si no hubiese leído antes La maldición de Hill House. Quizás a La casa infernal no le falta gracia desde un punto de vista irónico, si uno se imagina que la intención de Matheson no era otra que burlarse de los personajes poniendo su estupidez a prueba: veamos qué cotas de imbecilidad pueden llegar a alcanzar. Pero cuando un libro aburre, no hay intención que valga.

15 July 2017

Un cuento al mes: El lanzador de cuchillos, de Steven Millhauser


Cuando supimos que Hensch, el lanzador de cuchillos, pasaría por nuestra ciudad para hacer una única presentación el sábado, a las ocho de la noche, titubeamos, preguntándonos qué sentíamos. ¡Hensch, el lanzador de cuchillos! ¿Queríamos batir las palmas de alegría, brincando y sonriendo con anticipado deleite? ¿O queríamos en realidad apretar los labios y apartar los ojos con severa reprobación? Así era Hensch.
Traducción de Carlos Gardini


¿No les suena de nada Steven Millhauser? Pues es muy posible que ya hayan tenido algún encuentro con él sin saberlo. ¿Han visto El ilusionista, la peli de Edward Norton? Es una adaptación de un relato de Millhauser.

En España, por ahora, no le hemos hecho demasiado caso, pero sepan que Millhauser no solo se ha ganado ya comparaciones con grandes como Poe, Borges y Kafka sino también todo un premio Pulitzer.

Yo supe de su existencia aquí.




Hensch, el famoso lanzador de cuchillos llega a la ciudad y el narrador no sabe qué sentir. ¿Por qué? Nos lo explica en el siguiente párrafo y entre las explicaciones, como de pasada y sin desarrollarlo después, nos dice:
Fue entonces que introdujo en la casta disciplina de los cuchillos la idea de la herida artística, la marca de sangre que era la marca del maestro.
A partir del tercer párrafo, el narrador pasa a relatar la actuación del lanzador de cuchillos. El relato termina cuando cae el telón.

El lanzador de cuchillos se podría usar como un ejemplo de las diferencias estructurales entre el cuento y la novela. Si el narrador fuese más allá de los límites que marca la actuación del lanzador de cuchillos, si nos explicase, por ejemplo, quién es cada uno de los personajes que intervienen en la historia y qué les ha llevado hasta esa velada del sábado a las ocho de la tarde, quizá tendríamos un relato más poroso pero dudo que más intenso. Comprimir una esponja es transferirle fuerza de expansión.

A mí, más que a Kafka, a Borges o a Poe, me ha recordado a Cortázar (el Borges malo, según algunos), que también tiene un cuento ambientado en un espectáculo teatral. La diferencia con Cortázar es que El lanzador de cuchillos trabaja mucho más con la atmósfera que con la trama. Tiene clímax pero no catarsis. Y el estilo es menos solemne.

En definitiva, un cuento de los que a mí me gustan: más bien corto (16 páginas) y tirando a fantástico. En el libro me esperan once más. Agradecido y emocionado estoy.

12 July 2017

Ahora me entero (gracias, Internet)

En 2004 Lindsay Lohan publicó un disco. Al año siguiente, otro.


En húngaro los pronombres personales no tienen distinción de género.


Tears Dry on Their Own (Amy Winehouse) es —básicamente— un sampler de Ain't No Mountain High Enough (Marvin Gaye + Tammi Terrell) pero con la voz cantando una melodía distinta.


Uno de los diez libros favoritos de Juan José Millás es Viaje a las hormigas, de Bert Hölldobler y Edwar O. Wilson, un clásico de la divulgación científica.



¿Cuál de estos cuatro datos olvidaré antes?

06 July 2017

Respira, de Mélanie Laurent: sime

Dirige y participa en el guión Mélanie Laurent, más conocida por su faceta de actriz. La película es tan veraz que me ha recordado una cosa que ocurrió en mi colegio. Durante un par de cursos dos chicas de mi clase se hicieron inseparables de una manera que hasta ese momento no conocíamos: de una manera excluyente. Siempre estaban juntas y separadas del resto de los compañeros. Se reían y nadie sabía de qué. Pero un día, con una brusquedad que nos cogió a todos por sorpresa, dejaron de hablarse. Para siempre (entendiendo por siempre lo que duró el colegio). Y aunque corrieron varios rumores al respecto (ninguno de los cuales incluía lesbianismo), nunca nadie llegó a saber lo fundamental: por qué. Ver esta película ha sido como espiar aquella relación. Las dos protagonistas lo hacen tan bien que no parecen actrices interpretando un personaje. Véanlas y díganme que Meryl Streep no sobreactúa.

24 June 2017

Hombres del mundo, ¿qué tipo de mujer os gustaría ser?


Puede que lo entienda mejor cuando vea la película pero, de momento, no deja de sorprenderme que el éxito de Wonder Woman se esté interpretando como un logro del feminismo.

Pregunto: ¿la verdadera señal de que las cosas están cambiando no sería (por ejemplo) que hombres heterosexuales de todo el planeta recibiesen con júbilo desacomplejado una nueva adaptación de Jane Eyre (sin zombies)?

21 June 2017

Canciones que deberían ser más conocidas (XXIII)




Igual es que ya deliro, pero la guitarra del principio me suena como desenfocada por el calor. En pleno agosto —o junio de 2017— pones un riff al sol en la carretera y los vapores del asfalto recalentado te lo dejan tal que así. La canción continúa y a mí no me abandona la sensación de que algo se está friendo en ella. Tiene como puntillas de huevo frito. Crujientes. Mi parte favorita es cada vez que interviene el coro. Mi segunda parte favorita es el requiebro de la melodía en el minuto 1:26 h. Aprovecho para dar las gracias desde aquí al podcast argentino de libros que me la descubrió, ninguno de cuyos autores me estará leyendo.

My Stove's on Fire - Robert Lester Folsom

05 June 2017

Fobias literarias



Llevaba las cejas depiladas en finas líneas arqueadas, lo que le proporcionaba una mirada de sorpresa permanente, o de agravio, o inquisitiva, como la de un niño asustado, pero sus párpados revelaban fatiga. No así sus ojos, de un azul hostil e implacable  como un cielo de pleno verano en el que brilla el sol.

El cuento de la criada, MARGARET ATWOOD

[Traducción de Elsa Mateo Blanco]



Ya puestos, me habría gustado saber si el espesor de las pestañas le daba un aire melancólico, si en los lacrimales se apreciaba reserva, cólera o aturdimiento o si el blanco de la esclerótica evocaba paisajes de fría pureza, como nieve que no ha sido hollada por el hombre.

22 May 2017

Metablog: Título

Lo conté en la primera entrada, allá por enero de 2010: este blog que tienen ustedes delante estuvo a punto de llamarse LAS COCINAS TIENEN OJOS (guiño-guiño). En los comentarios de la entrada, respondiendo a una pregunta de Amor (nombre real), expliqué incluso por qué había descartado ese título. Lo que no llegué a contar es de dónde viene el nombre definitivo: UN BRILLO ENSORDECEDOR.

Pues ya iba siendo hora.

Por aquel entonces estaba escribiendo un cuento de hadas para un regalo (sí, así de friki soy). Trataba sobre una princesa que de pronto empieza a aborrecer a su marido por culpa de un hechizo de su tía, una bruja envidiosa. La primera frase del cuento era precisamente una reflexión de la tía: "No hay nada en el mundo que despierte tantas ganas de formular hechizos como la visión de un matrimonio feliz".


Seguía con el narrador contando cómo a la malvada tía, cada vez que veía juntos a su sobrina y a su marido, le empezaban a hormiguear las yemas de los dedos y le refulgían los ojos con un brillo ensordecedor (el estilo era cursi un poco a propósito y otro poco por idiosincrasia propia).

Uno de los primeros efectos del hechizo consistía en que la princesa se daba cuenta de que su marido no tenía las cejas simétricas y este detalle le molestaba tanto que intentaba recortárselas aprovechando una siesta.

Al final, la fecha del regalo se me echó encima y no terminé el cuento, pero como lo del brillo ensordecedor me gustaba bastante, decidí reutilizarlo para el título del blog. Antes lo busqué en Google por aquello del plagio, pero no encontré nada.

Y esta es la historia.

No da para biopic, no.

13 March 2017

Se avecina una coincidencia

Hoy a las 18:32 h., después de años sin escucharla (más de quince, calculo), me he sorprendido a mí mismo silbando esta melodía:


Si es cierto que la realidad rima, esta noche uno de mis vecinos aparecerá muerto y la ancianita despistada del segundo llamará a mi puerta para hacerme un par de preguntas.

21 February 2017

Si ya existe, me gustaría verla

Ayer por la noche en La 2 echaron la adaptación que Eloy de la Iglesia hizo de Otra vuelta de tuerca, la novela de Henry James. Mientras la veía se me ocurrió lo siguiente:

En la novela de James no queda demasiado claro si los fantasmas que ve la protagonista son reales o fruto de su imaginación. Por el contrario, en la película de Eloy de la Iglesia resulta obvio que los fantasmas que aparecen en pantalla están solo en la mente calenturienta y morbosa del protagonista.


Esto me hace pensar que en el cine mostrar al fantasma ya implica, de alguna manera, tomar partido a favor de su existencia. Si podemos ver al fantasma, entonces es que existe, aunque solo sea en la imaginación de uno de los personajes. En cambio, en una novela el que un personaje diga que ha visto un fantasma no implica que el fantasma exista, ni siquiera en la mente de ese personaje, porque siempre cabe la posibilidad de que esté mintiendo.

Y entonces surge la pregunta. ¿Se podría hacer una película de terror en la que el protagonista vea (o diga ver) fantasmas sin que el espectador llegue a verlos nunca? Por ejemplo: el protagonista ve (supuestamente) un fantasma, a los espectadores se nos muestra su reacción en un primer plano pero se nos hurta el consabido contraplano de aquello que está viendo. O también: tenemos el contraplano pero está tan oscuro que es imposible distinguir ninguna figura con claridad. O también: fuera de campo: la cámara deja fuera del plano el punto concreto en el que se supone que está el fantasma.

Queda descartado, por supuesto, que el fantasma mueva cosas, haga ruidos o enfríe el ambiente.

05 February 2017

Decir (casi) lo mismo




A todos nos ha pasado. Coges un libro y te pones a leer, pero como tienes la cabeza en otras cosas, no te enteras de lo que estás leyendo. A continuación, dos maneras ligeramente distintas de contar esa experiencia:

Traté de leer unas páginas de El despertar, pero las palabras se entrecruzaban y carecían de sentido, así que lo dejé, salí al porche y me senté en el balancín a escuchar el sonido de la noche.
Callisto, TORSTEN KROL, 2009

[Traducción de Antonio Padilla]


Sin embargo, no lograba concentrarme en más de una frase a la vez, y finalmente acabé escuchando el ruido de los trenes que entraba por mi ventana.
¿De qué vas?, WILLIAM SUTCLIFFE, 1999

[Traducción de Andrés Ehrenhaus]


A lo mejor es cosa mía, pero yo aquí veo la diferencia entre un escritor convencional y otro con puntería.

06 January 2017

Simes y nomes del sexto bimestre

Sí o no, sin términos medios, porque cualquiera cambia el formato a estas alturas.


  • Lo que sí:

Los huerfanitos, de Santiago Lorenzo

Si busquetean por internet, verán que le han llovido comparaciones con Jardiel Poncela, por un lado, y con Wes Anderson, por otro. Lo de Jardiel no tiene mucho sentido:
Jardiel.— Cosmopolitismo, paradoja, absurdo, aforismo, misantropía.
Lorenzo.— Costumbrismo, chanza, vejación, casticismo, redención. 
Lo único que tienen en común es que a los dos se les puede colgar la etiqueta de literatura de humor. Más allá de eso sería como hermanar a Les Luthiers con La Cubana únicamente porque los dos son grupos de teatro que hacen reír. Lo de Wes Anderson, en cambio, sí que lo compro, por esa forma de narrar estilizada, enfática y autoconsciente que los dos comparten. Pero las comparaciones más apropiadas serían otras: Cervantes (riámonos del que sale peor parado), Galdós (garbancismo a tutiplén), García Pavón (no escribo "la comida", escribo "las viandas"). Acabo: me ha gustado mucho, aunque más por el cómo que por el qué.

El sueño del mono loco, de Christopher Frank

Se podría decir que es una novela negra en la que no pasa nada especialmente delictivo o punible. Un escritor recibe un encargo del productor de cine con el que trabaja habitualmente: escribir el primer largometraje de un director joven, talentoso y excéntrico. Lo negro viene por la intuición de que todos los personajes, salvo el protagonista, ocultan sus verdaderas motivaciones. Dicho de otra manera: es género negro porque lo importante es la trastienda. Además, aparece una mujer más o menos fatal (el elemento peor resuelto de la novela, por otra parte).

Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer

Antes de leer el libro, pensaba que Jon Krakauer era un tipo que se había tirado al monte y había escrito una crónica llena de reflexiones sobre la conveniencia de adoptar un modo de vida más rústico y próximo a la naturaleza, bla bla bla. Error. Hacia rutas salvajes no es un libro de crecimiento personal sino un reportaje sobre un universitario, Christopher MacCandless, que —él sí— se tiró al monte siguiendo la tradición norteamericana del Walden de Thoureau y que fue hallado muerto en un rincón medio perdido de Alaska. Lo fascinante del asunto (porque sí: algo tiene de fascinante) no es la personalidad ni la filosofía de MacCandless sino cómo Krakauer reconstruye sus últimos años de vida y nos da un retrato del personaje a partir de los testimonios de las personas que lo conocieron — familiares, amigos, conductores que lo recogieron cuando hacía autoestop, etc— y de las anotaciones, más bien sucintas, que dejó en su diario. En otras palabras: lo impactante es la investigación.

Paul en el norte, de Michel Rabagliati

Seguramente esta sea de las peores entregas de la serie de Paul (al menos de las que yo he leído), quizá porque Rabagliati no tiene demasiado respeto a su yo adolescente, no se lo toma en serio. Pero cuando uno es fan, cualquier cosilla suma. Ya solo los dibujos merecen el dinero invertido (mención especial a la escena del temporal en la nieve).

Lecciones de amor, de Fred Schepisi

—Tú que eres tan fan de Clive Owen, ¿has visto la peli que hizo con Juliette Binoche?
—No. Sé cuál es pero no la he visto.
—No está mal. No es la cursilada que puede parecer por el título español.
—De profesores y tal.
—Sí. Un profesor de literatura y una profesora de arte que se enfrentan por la típica frase de "una imagen vale más que mil palabras". Una excusa argumental para que los dos discutan, se enamoren, etc. Pero no es una pastelada, eh. Es más de réplicas ocurrentes.
—Ah.
—Tienen mucha química los dos. Da la impresión de que se divierten de verdad.
—...
—No la vas a ver, ¿no?
—No creo.

La llegada, de Denis Villeneuve

Ya les había dicho que esperaba esta película como agua de mayo (¿recuerdan?), por el material de partida (el cuento de Ted Chiang) y por el director. Pues bien, ya puedo decir que como adaptación cinematográfica me parece excelente. Como película a secas no sabría decirles, mi poder de abstracción no llega a tanto. Sepan, sin embargo, que mi amor no es ciego. Mucha gente me ha dicho: tiene tal y cual defecto (uno de los mayores: no se explica cómo consiguen los humanos aprender la escritura extraterrestre), y yo les he respondido: tienes toda la razón del mundo. Y después he añadido: pero me da igual, los aciertos compensan los defectos.

Animales nocturnos, de Tom Ford

La novela no me había gustado (¿recuerdan?) pero los mayores defectos que tenía la novela, principalmente los problemas con la división en dos planos narrativos, los han evitado en la adaptación al cine. 2016, el año que nos proporcionó otro raro ejemplo de "la pelicula es mejor que el libro" y el año en que ir al cine se convirtió en asistir a un ciclo de Amy Adams. Demos gracias.

No respires, de Fede Álvarez

Cuando el espectador (yo, en este caso) no puede reprimir un grito de advertencia a los personajes —¡Cuidado! ¡Date la vuelta!—, cuando el espectador (yo, de nuevo) pasa del estado de adulto circunspecto al de niño excitado con una obra de guiñol, cuando al espectador (hola) le entran ganas de aplaudir un coscorrón bien dado, cuando ocurre todo esto, entonces es que alguien ha hecho bien (¡muy bien!) su trabajo.


  • Lo que no:

Las chicas de campo, de Edna O'Brien

No me gustan las novelas que son como una larga enumeración de detalles más o menos aleatorios. Novelas donde el protagonista (normalmente una niña-chica-mujer) se deja llevar sin rumbo. Ejemplo inventado: fui al cine a ver una película de Cary Grant, luego me comí un helado de pistacho y me manché el jersey de angorina, cuando llegué a casa la tía me dijo que mamá se había muerto, papá se encerró en el baño a llorar, en el entierro un gorrión se posó en el ataúd, las medias de poliéster me picaban, nos fuimos a Cambridge en el coche rojo del abuelo a vivir, empecé a trabajar en una joyería al mando de una bruja con mal aliento, un viudo muy educado con bigote y sombrero me rozó la mano al pagar, lo hizo a propósito, nos casamos entre ramos de azucenas, etc, etc. Pues así veo yo Las chicas de campo. Muy bien escrita, con gusto por los detalles, pero muy banal. Si me preguntasen de qué va, no sabría qué decir. Estoy seguro de que el problema es mío.

Desenfreno, de Joe Dunthorne

Terminé Desenfreno por no hacerle un feo a Dunthorne después de lo bien que se había portado en Submarino (¿recuerdan?), pero me costó un esfuerzo enorme. Nada en la novela (y cuando digo "nada" quiero decir nada) me interesó lo más mínimo, ni un solo personaje, ni una sola escena. Mientras la leía no dejaba de preguntarme qué había pasado con la chispa y con el ingenio de Submarino. Una pena.

La casa y el cerebro, de Edward Bulwer-Lytton

Un tipo con una curiosidad de hierro pasa una noche en una casa encantada para experimentar por sí mismo los fenómenos extraños por los que es famosa. Desde el minuto uno empiezan a pasar cosas raras, completamente inexplicables de una manera positivista —muebles que se mueven, pisadas que aparecen de la nada ante los propios ojos del protagonista, ráfagas gélidas—, así que el lector en ningún momento tiene la más mínima duda de que la casa está encantada. Por ahí ya empezamos regular: con lo fantástico me gusta ir poco a poco: primero la puntita y luego ya, si eso, el resto. Pero lo peor viene al final.

Si no quieren que les destripe la novela, no sigan leyendo, pasen al próximo nome. El tipo se queda en la casa toda la noche empecinado en buscar una explicación y, claro, al día siguiente (o así) la encuentra. Pero es una de esas explicaciones que sistematizan lo fantástico y que, por tanto, lo arruinan. Una explicación del tipo (me lo invento): ah, que el fantasma era una energía atrapada en el reloj que se quedó parado en el momento mismo en que se produjo en la casa un crimen supermaligno perpetrado por un hombre que andaba en tratos con las fuerzas oscuras, así que rompes el reloj y ya está. Pues qué bien, ya podemos tomarnos un té con pastas.
Mud, de Jeff Nichols

¿Y esta película apareció en las listas de lo mejor del año (2012)? ¿Este rollazo infernal? ¿Por qué? ¿Porque el director estaba de moda, después del éxito de Take Shelter? ¿Porque Matthew McConaughey estaba en pleno resurgimiento vía Killer Joe? ¿Porque la gente la vio sin tener que pagar? ¿Porque el sur de los EEUU sí que mola? No lo entiendo. Aunque he de reconocer que una gran parte de mi aversión se debe a que no soporto la forma de hablar de McConaughey. Esas eses de serpiente. Puaj.

La mecánica del corazón, de Stéphane Berla y Mathias Malzieu

Grima. Grima la idea de un tipo que lleva un reloj de cuerda por corazón pero no por dentro del cuerpo, como un marcapasos, sino por fuera, como un reloj de cuco colgado en el pecho. Grima el diseño de personajes, el dibujo, el color. Grima la recreación de España. Grima las canciones. Grima la historia de amor. Grima la cursilería. Grima.

Un monstruo viene a verme, de J. A. Bayona

Iba a ver una peli de llorar y no lloré. En eso se puede resumir mi opinión. Luego ya podría entrar a discutir si la moraleja final me parece suficiente para sostener la película (más bien no), si los actores están bien (el niño sí, la madre y la abuela pse, y el padre fatal), si los efectos especiales molan (mucho) o si podemos perdonar a Bayona el parecido entre la escena madre-hijo en el hospital y la insuperable escena de la despedida madre-hijos en La fuerza del cariño (yo opto por no perdonárselo).